Cabe decir que esta carrera nos tenía ilusionados a todos, tanto a los padres como a los hijos. El caso que para hacerlo más inolvidable aún, planificamos un fin de semana, lleno de familia, amigos, gastronomía, turismo y por supuesto mucho deporte...
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Como la oferta hotelera de Quintanar de la Orden no nos convenció del todo, alquilamos un ático en una casa rural de Belmonte (Casa La Vieja).
Nuestra primera sorpresa fue que al entrar, era mucho mejor que las fotos que vimos.
Un poquito de turismo antes de cenar, para hacer hambre.
La mañana del sábado la aprovechamos para ver el impresionante Castillo de Belmonte.
Desde una de las torres del Castillo vimos unos molinos relativamente cerca...
...y tras terminar la visita al catillo, fuimos a visitarlos, valga la redundancia.
Comimos fenomenal en La Muralla, para posteriormente ir a las "Lagunas de Manjavacas", medio secas la mayoría.
Y ver una encina milenaria, que no mereció la pena ir hasta allí para verla.
Y como nos quedamos con ganas de más molinos, nos fuimos hasta Mota de Cuervo, para ver otros tantos. Hay que aprovechar la tierra de Don Quijote, para poder ver estas cosas.
El domingo amaneció un tanto frío y con niebla.
Menos mal que a medida que entraba la mañana y ya en Quintanar de la Orden, el sol brillaba y la temperatura rondaría los 10-12 grados.
Tras recoger el dorsal y hablar con su entrenador, nos da la noticia de que ninguna de las otras 5 chicas del equipo femenino, han podido venir. Pero el destino no quería que Blanca disfrutara de esta experiencia sóla...
...y pudo hacerlo por casualidad con una compañera de su clase y también vecina de Marchamalo, Julia.
Tras ello se dirigieron a la salida, no sin antes pasar previamente por la cámara de llamada, muchas suerte.
No vería la salida por dirigirme a la mitad del circuito A, para animarlas y fotografiarlas.
Tras esto, comenzaría la vuelta larga de 2000 metros y con montículos, a tipo de obstáculo para dar más emoción.
Como a mitad de esta segunda vuelta, Blanca se agobia un poco al darla el flato y saber que aun la quedan 1000 metros por lo menos, intente calmarla como pude, para que pudiera disfrutar de esta experiencia.
Y poco antes de terminar la zona de obstáculos.
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Su madre la fotografiaría llegando a meta.
Carrera terminada y sueño cumplido ahora a reponer fuerzas y a asimilarlo.
Al final un puesto 80 Regional, a pesar de no estar en un estado de forma optimo, enhorabuena hija.
Enlace a clasificaciones:
De camino a casa y al pasar cerca, nos pasamos por las ruinas de la ciudad romana de Segóbriga.
El paso por Segóbriga no fue casual, hoy mi hija Disfrutó de una experiencia, que aunque todavía no sea consciente de ello, nunca olvidará...
... y su padre, el que escribe, también la Disfrutó con su misma edad, hace ya la friolera de 34 años y jamás tampoco la olvidará.
El destino ha querido que mi hija treinta y cuatro años después que su padre, y además muy cerquita también de Cuenca, repita esta inolvidable experiencia, de participar en un "Campeonato Regional de Campo a Través".
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